DOMINGO, 30 de marzo de 2014
Artículo publicado en LA RAZÓN, suplemento A TU SALUD
Si hay algo que evoluciona constantemente es, sin duda, la exigencia de los consumidores. En un contexto en el que la oferta se incrementa a ritmos vertiginosos, las empresas del sector de la alimentación debemos adaptarnos a los gustos y necesidades del cliente, ofreciendo el mejor producto, de gran calidad y al mejor precio. Para ello, disponemos de un aliado: la innovación.
Hablamos de innovación como motor de progreso y herramienta fundamental en la búsqueda de la excelencia del producto, pero también al servicio de la sostenibilidad del sector. Innovación como palanca de la cadena agroalimentaria sostenible. Los consumidores exigen, cada vez más, empresas que se involucren responsablemente en aspectos que van más allá de la rentabilidad empresarial. Este cambio de tendencia nos obliga a reinventarnos, a participar activamente aportando valor a toda la cadena agroalimentaria, y ofrecer soluciones eficientes que nos permitan mejorar la salud y la calidad de vida de los consumidores.
El compromiso de las empresas del sector de la alimentación con la excelencia y la sostenibilidad pasa por invertir en I+D+i. Una verdadera y seria apuesta por la innovación permite, entre otras cosas, garantizar la seguridad alimentaria, ofrecer productos cada vez más sabrosos y saludables, con menos grasas y más fibra, acortar o alargar la vida del producto manteniendo intactas las propiedades, reducir costes y mantener el precio más bajo posible. En definitiva, lograr la confianza del consumidor en base a la calidad y la eficiencia.
Los centros de investigación, desarrollo y co-innovación -innovar de la mano del cliente- se convierten en elementos clave para el futuro del sector. Gracias a ellos, podemos entender qué busca el consumidor e investigar sobre cómo satisfacerlo, apostando por aportar valor social y medioambiental.
Marisa Piñán Corral
Directora de Innovación y Desarrollo, Grupo SIRO